Joel Cortés / 27-09-22
En una ciudad situada en la línea de frente en el noroeste de Siria y dividida entre el régimen y los rebeldes, niños y niñas efectuaron su entrada a clases en un edificio que no tiene vidrios, puertas, oficinas, sillas o electricidad.
La mayoría de las ocho escuelas de la región fueron completamente destruidas.
Una de ellas abrió sus puertas esta semana, recibiendo a unos 300 alumnos provenientes del sector en manos de los rebeldes en Tadif.
"A causa de la guerra, la mayoría de las escuelas de la ciudad fueron destruidas y no podemos reconstruirlas", indicó el maestro de matemáticas Salah al-Khamas a la AFP.
Mohamed al-Akil, alcalde de Tadif y padre de dos niños, dice haber inscrito a sus hijos en la escuela en un pueblo vecino.
"Solo podemos recibir a 300 alumnos de 3.000", dijo.
Esta escuela en Tadif forma parte de las múltiples tentativas desesperadas de garantizar un acceso a la educación en el noroeste de Siria, donde 44% de los niños en edad de ser escolarizados no van a la escuela, según Naciones Unidas.
Los niños constituyen más de la mitad de los 4 millones de habitantes de esta región, según la ONU.
"Centenares de escuelas resultaron dañadas o destruidas por los bombardeos y muchos niños no están escolarizados", indicó Mark Cutts, coordinador adjunto regional de la ONU para Siria.
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