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REANUDA AEROPUERTO DE KABUL VUELOS INTERNACIONALES TRAS LA RETIRADA DE LAS TROPAS DE EE UU


Laura Rosete 09/09/2021


Los talibanes este jueves autorizaron la primera salida de extranjeros por vía aérea desde que recuperaron el aeropuerto de Kabul el 31 de agosto, sin embargo, han reclamado que se levanten las sanciones de Estados Unidos y de la ONU que pesan sobre varios de los integrantes del nuevo régimen.

Qatar Airways se ha colgado la medalla de realizar el primer vuelo internacional en el aeropuerto de Kabul bajo control de los talibanes. El aparato, un Boeing 777, llegó por la mañana al aeropuerto de la capital afgana con un cargamento de ayuda humanitaria y salió a media tarde del aeródromo “con pasajeros, incluido un gran número de extranjeros”, de acuerdo a lo que han informado todos los medios afganos.

El B-777 tiene una capacidad para entre 300 y 360 pasajeros, según la configuración original. Aunque los portavoces cataríes han insistido en que no se trataba de un vuelo de evacuación, tampoco ha sido un vuelo estrictamente comercial, ya que estaba fletado por el Gobierno.

Qatar ha participado, junto a Turquía, en la reparación y funcionamiento del aeródromo que quedó inutilizado tras la salida de las tropas estadounidenses el pasado 30 de agosto. Los talibanes, deseosos de recuperar la conectividad aérea, han retirado el nombre de Aeropuerto Internacional Hamid Karzai y revertido al antiguo, aeropuerto Internacional de Kabul.

Los fundamentalistas esperan que sus gestos obtengan reconocimiento internacional y parecen defraudados por la fría acogida que ha tenido su Gobierno. Sus portavoces han repetido que quieren tener buenas relaciones con todos los países, incluidos los occidentales.

También se les afea la exclusión de las mujeres incluso del nivel de viceministros, a pesar de que las afganas llevan días manifestándose prácticamente a diario para que se respeten sus derechos y se les dé una voz y un reconocimiento en el nuevo régimen. Lo único que han conseguido, además de la creciente represión de sus protestas, es la eliminación del Ministerio de la Mujer. Los talibanes han reinstaurado, sin embargo, el denostado Ministerio para la Prevención del Vicio y la Promoción de la Virtud, que durante su anterior dictadura vigilaba que las afganas no salieran de casa sin burka o los hombres se dejaran crecer la barba.

Un portavoz talibán ha afirmado este jueves durante una intervención en ToloTV que “una mujer no puede ser ministra porque sería como colgarle del cuello algo que no puede aguantar”. En su opinión, las mujeres “deben traer hijos al mundo y las que protestas no representan a todas las afganas”.

El jefe de la Comisión Cultural, Ahmadullah Wasiq, declaró a una televisión australiana que a las afganas no se les va permitir jugar al críquet o a cualquier otro deporte porque “no es necesario” y expondrán sus cuerpos. La federación de críquet de Australia amenaza con suspender un partido contra el equipo masculino de Afganistán si se confirma la prohibición.

La preocupación occidental no se limita a la escasa representatividad del Gobierno. Tras haber declarado que iban a juzgar a los talibanes por sus acciones y no por sus palabras, están constatando que unas y otras no cuadran. A pesar de su compromiso de respetar la libertad de prensa, varios periodistas afganos, camarógrafos o asistentes de corresponsales extranjeros, han sido detenidos y brutalmente golpeados en los dos últimos días.

El creciente nerviosismo de los dirigentes islamistas ante las protestas casi diarias de mujeres en Kabul y algunas otras ciudades alcanzó el paroxismo el martes. En la mayor concentración hasta ahora, varios centenares de hombres y mujeres expresaron su apoyo a la resistencia y denunciaron la interferencia de Pakistán en su país. Sirajuddin Haqqani se estrenó como ministro ilegalizando todas las manifestaciones no autorizadas, lo cual no ha impedido que este jueves se repitan. Y que de nuevo hayan sido disueltas a golpes y con disparos al aire. Al menos una docena de personas han sido detenidas en Mazar-i-Sharif, al norte de Afganistán, durante una protesta denunciando la represión en todo el país.

Información retomada El País

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