Por estar vinculada a diversas enfermedades, los problemas de inflamación deben ser detectados a tiempo
Redacción 06/08/21
La inflamación crónica es un trastorno lento y progresivo causado por un error del sistema inmunitario que mantiene el cuerpo en un estado prolongado de alerta máxima constante. Podemos decir que es la inflamación crónica la que causa gran parte del daño en nuestro cuerpo, señaló Edgar Lezama Jiménez, coordinador delegacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tlaxcala.
Con el tiempo, la inflamación daña las células sanas. Este daño celular causado por la inflamación puede favorecer enfermedades como diabetes, cáncer, demencia, cardiopatías, artritis y depresión, entre otras.
“Entre las causas más frecuentes de la inflamación crónica, encontramos: una infección externa que es difícil de curar, como la hepatitis C o la enfermedad de Lyme. El cuerpo responde con una inflamación que permanece mucho tiempo. En estos casos, no son los virus, sino la inflamación crónica la que causa gran parte del daño a largo plazo vinculado a estas enfermedades”, subrayó Lezama Jiménez.
La genética: cada quien hereda una propensión genética a un problema de salud. Los genes relacionados con estos problemas de salud pueden “activarse” por una inflamación. La diabetes y el cáncer son dos enfermedades con vinculación genética que pueden desencadenarse por una inflamación. En otros casos, el mismo gen causa una falla en el sistema inmunitario que produce la inflamación en la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, el lupus y otras enfermedades.
El medioambiente: la contaminación, la calidad del aire y del agua, las alergias y un sinfín de factores ambientales, pueden producir y sustentar una inflamación.
El estilo de vida: la obesidad, el estrés descontrolado, el consumo de tabaco, el consumo excesivo de alcohol, la falta de actividad física, el dormir mal, así como una dieta no saludable y desordenada entre un día y otro, desembocará en una inflamación crónica.
“Por lo anterior, es necesario tener estilos de vida saludable, con una alimentación sana y variada, con horarios establecidos y evitar ayunos prolongados; además de porciones adecuadas de acuerdo con la edad, que incluyan ingesta de frutas y verduras, poca carne roja.
También se recomienda “consumir mínimo dos veces a la semana sardina, salmón, atún y boquerón; reducir el estrés y todo aquello que lo provoque; hacer ejercicio por lo menos 20 minutos diarios”, enfatizó Lezama Jiménez.
Para combatir el proceso de inflamación, es recomendable tomar agua simple, incrementar la ingesta de condimentos y saborizantes naturales, consumir probióticos, de preferencia no industrializados y consumir frutos secos, como snack.
Para tener una dieta adecuada, es necesario acudir a la Unidad de Medicina Familiar (UMF), para ser derivado al área de Nutrición, en donde se realizará una valoración integral de acuerdo con el estado físico y de salud del paciente.
El implementar estos hábitos saludables, además de mejorar la calidad de vida, puede ayudar en gran medida, a prevenir entre otras enfermedades, aquellas que causan la inflamación crónica.
Commenti