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RECUPERA INAH AL HOMBRE-COYOTE, ÍDOLO DE LA CULTURA TARASCA


David González/25-01-2022


Hace tres décadas, durante trabajos de introducción de drenaje en la colonia Llanos de Canícuaro, municipio de Tacámbaro de Codallos, se localizó la escultura de un hombre-coyote posado sobre una especie de trono, una representación común dentro de la escultórica tarasca, pero que se distinguía por sus dimensiones a escala natural.


Sobre la importancia de la escultura del hombre-coyote, el arqueólogo José Luis Punzo indicó que fue hallada en Tacámbaro, en la Tierra Caliente de Michoacán, donde se asentó una de las principales ciudades del Irechequa o área de dominio de Tzintzuntzan, el gran señorío tarasco.


El investigador del Centro INAH, quien desde 2016 dirige un proyecto de investigación en Tacámbaro dada la importancia de este cacicazgo en época prehispánica, señaló que la escultura es de factura completamente uacúsecha, es decir, parte del señorío tarasco y está hecha en basalto a escala natural: 1.08 metros de altura por 45 centímetros de ancho, de modo que solo es superada en tamaño por los chacmoles descubiertos en Ihuatzio.


“Se han encontrado representaciones de coyotes y una decena de figuras de hombre-coyote en Tzintzuntzan e Ihuatzio, muy parecidas en su factura a esta de Tacámbaro, pero de menores dimensiones, que van de los 40 a los 50 centímetros, una de ellas fue llevada por el etnógrafo noruego Carl Lumholtz a Europa y actualmente se encuentra en un museo de Berlín, en Alemania.


La escultura del hombre-coyote de Tacámbaro se encuentra en las instalaciones del Centro INAH Michoacán, donde es resguardada para su restauración e investigación.

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